La entrega del premio “Emprendedor”, que entregaremos en su novena edición, y que se creó para subrayar nuestro compromiso y estrategia de apoyo a los emprendedores y al emprendimiento.

Este año el ganador del premio es un emprendedor y empresario muy joven que, junto a su hermano y unos amigos, pusieron en marcha un negocio llamado Pompeii que nació en 2014 como el proyecto de amigos de la universidad que querían vender zapatillas. Hablamos de Ignacio Vidri Salgado (Nacho).

Nacho inicia su recorrido en un banco de inversión londinense después de graduarse en Ingeniería Industrial por ICAI en 2014 y ese mismo año, en plena oleada del boom de las startups de calzado, Nacho junto a su hermano Jorge (ICADE) y su amigo Jaime Garrastazu (CUNEF) decidieron poner en marcha una empresa especializada en zapatillas: Pompeii.

La primera idea fue lanzar una línea de camisetas y sudaderas, pero la descartaron. Con un capital de 18.000 de euros, los jóvenes empresarios se lanzaron de lleno a un sector tan tradicional como el calzado. La primera producción, en 2014, fue de 394 zapatillas, el pedido mínimo que exigían los proveedores, que llamaban a los tres emprendedores los Backstreet Boys del calzado. Durante su primer año de vida, la empresa facturó 500.000 euros gracias a las redes sociales y el boca oreja.

Durante 2018, la empresa apuntala su crecimiento con el cierre de su primera ronda de financiación, en la que captó un millón de euros y dio entrada en el capital a un grupo de socios capitaneado por José Múgica, ex directivo de Ecoalf, quien también ha entrado en el consejo de administración de la empresa.

Han alcanzado los 100.000 clientes y los 200.000 pares vendidos. Los materiales con los que trabajan son lona, serraje y serraje repelente al agua, y su precio oscila entre los 55 y los 75 euros. Tienen unos 35 empleados, su facturación para este año rondará los 3,5 millones de euros y han abierto su primera tienda en Madrid. De momento, su expansión internacional tiene como trípode Portugal, Francia y Alemania. Gracias a una ampliación de capital van a combinar el mercado mayorista con el minorista para seguir expandiéndose en Europa.

De esta manera van haciendo realidad su sueño: Un día nos juntamos cuatro amigos y decidimos que íbamos a crear nuestra propia marca de zapatillas. Las metimos en una furgo y nos recorrimos medio país vendiéndolas en mercadillos. Cuatro años después seguimos persiguiendo el mismo sueño, llevar nuestras zapas-zapatillas y el buen rollo por todo el mundo.